La palabra electricidad proviene del vocablo griego “elektron”,
que significa “ámbar”. El ámbar es una resina fósil transparente de
color amarillo, producido en tiempos muy remotos por árboles que actualmente
están convertidos en carbón fósil.
Los primeros fenómenos eléctricos fueron descritos por el matemático griego Tales
de Mileto, quien vivió aproximadamente en el año 600 a.C. Señalaba que
al frotar el ámbar con una piel de gato, podía atraer algunos cuerpos ligeros
como polvo, cabellos o paja.
El físico alemán Otto de Guericke (1602-1686)
construyó la primera máquina eléctrica, cuyo principio de funcionamiento se
basaba en el frotamiento de una bola de azufre que giraba produciendo chispas
eléctricas. El holandés Pieter Van Musschenbroek (1692-1761)
descubrió la condensación eléctrica, al utilizar la llamada botella de Leyden, que
es un condensador experimental constituido por una botella de vidrio que actúa
como aislante o dieléctrico.
El norteamericano Benjamín Franklin (1706-1790)
pudo observar que cuando un conductor cargado negativamente termina en punta,
se acumulan los electrones en esa parte y por repulsión abandonan dicho
extremo, fijándose sobre las moléculas de aire o sobre un conductor cercano
cargado positivamente (tiene carencia de electrones). Aprovechó las propiedades
antes descritas y propuso aplicarlas en la protección de edificios, mediante la
construcción del pararrayos.
Charles Coulomb científico francés (1736-1806), estudió las
leyes de atracción y repulsión eléctrica. En 1777 inventó la balanza de torsión
que medía la fuerza por medio del retorcimiento de una fibra fina y rígida a la
vez.
El científico italiano Alessandro Volta (1745-1827),
también contribuyó notablemente al estudio de la electricidad. En 1775 inventó
el electróforo, dispositivo que generaba y almacenaba electricidad estática. En
1800 explicó por qué se produce electricidad cuando dos cuerpos metálicos
diferentes se ponen en contacto. Empleó su descubrimiento para elaborar la
primera pila eléctrica del mundo; para ello, combinó dos metales distintos con
un líquido que servía de conductor.
Fue Georg Ohm, físico alemán (1789-1854), quien
describió la resistencia eléctrica de un conductor, y en 1827 estableció la ley
fundamental de las corrientes eléctricas al encontrar que existe una relación
entre la resistencia de un conductor, la diferencia de potencial y la
intensidad de corriente eléctrica.
Por su parte, Michael Faraday, físico y químico inglés
(1791-1867), descubrió como se podía emplear un imán para generar una corriente
eléctrica en una espiral de hierro. Propuso la teoría sobre la electrización por
influencia, al señalar que un conductor hueco (jaula de Faraday) forma una
pantalla por las acciones eléctricas. A partir del descubrimiento de la
inducción electromagnética, Faraday logro inventar el generador eléctrico.
El físico inglés James Joule (1818-1889), estudió
los fenómenos producidos por las corrientes eléctricas y el calor desprendido
en los circuitos eléctricos.
Otros investigadores que han contribuido al desarrollo de la electricidad
son: el norteamericano Joseph Henry (1797-1878), que
construyó el primer electroimán; el ruso Heinrich Lenz (1804-1865),
quien enunció la ley relativa al sentido de la corriente inducida; el escocés James
Maxwell (1831-1879), quien propuso la teoría electromagnética de
la luz y las ecuaciones generales del campo electromagnético; el yugoslavo Nicola
Tesla (1856-1943), quien inventó el motor asincrónico y estudió
también las corrientes polifásicas; y el inglés Joseph Thomson (1856-1940),
quien investigó la estructura de la materia y de los electrones.
En los últimos sesenta años, el estudio de la electricidad ha evolucionado
intensamente. Ello, debido a que se ha podido comprobar que posee muchas
ventajas sobre otras clases de energía, por ejemplo: puede ser transformada
fácilmente, se transporta de manera sencilla y a grandes distancias a través de
líneas aéreas que no contaminan el ambiente. Se puede utilizar también en forma
de corrientes muy fuertes para alimentar enormes motores eléctricos o bien en
pequeñas corrientes para hacer funcionar dispositivos electrónicos.
En los países desarrollados, existen actualmente varios medios para
producir energía eléctrica: centrales hidroeléctricas, termoeléctricas o
nucleoeléctricas, cuya finalidad es evitar el consumo excesivo del petróleo.